Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1861-1862 (Cortes de 1858 a 1863)
Sesión: 29 de enero de 1862
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 48, 825, 826
Tema: Continúa la discusión sobre el capítulo 3º: Estadística de los presupuestos de la Presidencia del Consejo de Ministros

El Sr. SAGASTA: Ya sabía los lazos políticos particulares que nos unían al Sr. Madoz y a mí, pero no sabía que nos unían los lazos de carácter y de genio; pues con tantos lazos, no es fácil, ni quizás posible, que se rompan; y por consiguiente no espere el Congreso que se vayan a romper, porque la cuestión al fin y al cabo es relativa, es de posición. S.S. pertenecía a una junta que yo he atacado, y S.S., sin tener participación en lo que he combatido, se ha creído en el caso de defenderse. Esto no tiene nada de particular; lo hemos hecho muchas veces en nuestras reuniones en la que S.S. y otros amigos políticos han defendido una cosa contraria a la que yo he sostenido. Como esto no tiene nada que ver con la política, podemos uno y otro defender lo que nos parezca conveniente.

Pero me hacia el Sr. Madoz una pregunta. En vista de todo ¿cree el Sr. Sagasta que yo debía haber pedido la palabra? Lo preveía, me lo figuraba y lo decía no por la delicadeza de S.S., no por la lealtad, no por la fidelidad, si me es permitida esta expresión, no por el compañerismo, porque si yo creyera en esas razones, ofendería a una porción de individuos que hay en el Congreso, ofendería al Presidente del Consejo de Ministros que no sólo es vocal de aquella junta sino presidente y jefe, y no se ha creído en la necesidad imperiosa de levantarse a defenderla. Yo creo que S.S. ha hecho bien en pedir la palabra pero no por esas consideraciones sino porque yo conozco la susceptibilidad exquisita, pero honrosa siempre en S.S.; lo creo también por otra razón, porque perteneciendo al mismo partido político que yo, porque siendo amigo político mío, podía presumirse que S.S. estaba conforme en los ataques que yo dirigía, y todavía podía hasta pensarse que la amistad política de S.S. me podía facilitar algunos datos.

S.S. estaba en el caso de defender a la junta, yo lo sabía y lo presumía, pero en último resultado, ¿qué diferencia hay entre S.S. y yo? El cargo grave no es por nada de lo que yo he dicho, sino porque S.S. ha defendido a la junta que yo he atacado. ¿Cómo me había de hacer cargos el Sr. Madoz en medio del cariño que me tiene? Aunque hubiera querido hacerlo no lo hubiera hecho; así que cuando algunos se miraban con el ansia de presenciar un espectáculo, yo me reía de todos los que esperaban semejante cosa. Al contrario, el cargo grave en que S.S. decía siento hacérselo al Sr. Sagasta lo decía como para que me preparase y yo no me preparaba porque no podía S.S. hacérmele, porque no tenía intención de hacerlo; lo hubiera costado a S.S. hacerme en cargo. ¿Cuál era el cargo?

Decir, el Sr. Sagasta recordará que esta cuestión se ha tratado en la minoría progresista y se acordó apoyar el proyecto [825] de ley en que iba envuelto el sistema parcelario, y que yo fui a la junta a hacer presente eso mismo y que luego vino al Congreso y se aprobó. Y eso ¿qué tiene que ver con lo que yo he dicho? Lo primero que he dicho es que apruebo ese sistema, que debe aplicarse ese sistema estadístico de poblaciones agrícolas, de estadística territorial; adóptese un sistema, el sistema A o B, hágase eso, eso es lo que quiero yo. Por consiguiente, ya ve S.S. que he defendido aquí lo mismo que acordó la minoría progresista, lo mismo que S.S. fue a decir a la junta de estadística; por lo tanto es que S.S. entendió mal sin duda, de manera que no ha habido cargo de ninguna especie.

Pero, señores, de la historia que ha hecho al hacerme un cargo, parece que resulta para mí un cargo, decía S.S.:" Pero si el Sr. Sagasta que pensaba combatir esto y yo lo sabía, me alegro que S.S. haya hecho esta declaración, no se creyera que me había levantado sin que S.S. lo supiera." ¿Por qué no me ha dicho el Sr. Sagasta las observaciones que iba a hacer, y yo lo hubiera podido enterar y hubiera podido deshacer algunas equivocaciones, y hasta hubiera podido influir con el presidente de la misma junta para que no se hicieran ciertas cosas? Pues por lo mismo, Sr. Madoz, por lo mismo ya lo sabe S.S.; porque como comprenderán los Sres. Diputados que mi posición aquí ha sido la más anómala del mundo, pero por delicadeza iba yo a combatir a la junta en la cual formaban parte dos amigos políticos míos, el Sr. Madoz y el Sr. Figueroa, que no tenían nada que ver con lo que yo iba a combatir. Yo me decía a mí mismo: " están en la junta y deben saber todo eso, y deben presumir lo que voy a decir; y si yo les pido algún dato, me le darán como compañeros míos que son, pero pueden no dármelo con gusto."

 Pues bien: yo teniendo persona a quien pedir datos, he tenido la delicadeza de no aproximarme ni al Sr. Madoz ni al Sr. Figuerola a pedírselos, y he venido aquí, y buen trabajo me ha costado, tan sólo con aquellos datos que son consecuencia de la economía, del detalle del presupuesto, del decreto de organización de la junta y de cosas que son sabidas de todo el mundo. Y tanto trabajo me costó adquirir esos datos, que estuve dos horas en la sesión anterior examinando el pormenor de los presupuestos; porque yo sabía en globo ciertas cosas que pasaban allí, pero carecía de datos; y no atreviéndome a preguntar a mis amigos políticos, he tenido que apelar al presupuesto y a todo aquel fárrago de noticias para obtenerlas. Véase pues la razón de por qué no he dicho nada a los Sres. Madoz y Figuerola, y sólo les he dicho que iba a combatir la junta de estadística en su organización administrativa como centro directivo.

Por lo demás, aun cuando no sea sino porque al fin y al cabo el Sr. Madoz ha venido a demostrar que algunas de las observaciones que he hecho son justas, me quedo satisfecho. S.S. en su carácter, en su lealtad, en su susceptibilidad, que no por ser honrosa deja de ser demasiado excesiva, es bastante como individuo de aquella junta.

Yo he atacado a aquella dependencia en su organización administrativa; no he criticado a los individuos de la junta que como consultiva obra. Al contrario, he hecho todas las salvedades concernientes, y he hecho su elogio con sinceridad, como yo le hago siempre, pues ya sabe S.S. que soy incapaz de elogiar cuando creo que los elogios no son merecidos. Por consiguiente, S.S. ha hecho muy bien, y yo he cumplido con mi deber combatiendo a esa junta. Venta pues a sentarse entre nosotros, y no dé ese espectáculo a los individuos de la mayoría.



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